El agua de limón se ha convertido en una tendencia de salud popular, promocionada por sus beneficios potenciales, como ayudar a la digestión, aumentar la ingesta de vitamina C y promover la hidratación. Sin embargo, muchas personas sin saberlo cometen errores al prepararlo o consumirlo, lo que puede disminuir sus beneficios o incluso causar daño.
Un error común es usar agua fría en lugar de agua tibia o a temperatura ambiente, que puede ser menos calmante para el sistema digestivo. Otro error frecuente es no usar limones frescos, optando en su lugar por jugo de limón embotellado, que a menudo contiene conservantes y carece del espectro completo de nutrientes.
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