Mezclá los líquidos: En un bowl grande poné la leche, los huevos, el azúcar, la levadura seca y el aceite. Con una espátula de madera o cuchara grande, revolvé todo durante 1 minuto hasta que el azúcar y la levadura se integren por completo.
Incorporá la harina y la sal:
Agregá la harina 0000 y la sal en dos tandas. Cada vez que sumes harina, revolvé bien para que se forme una masa homogénea. No te preocupes si al principio parece muy pegajosa, es normal. ¡Y recordá que lo más lindo de esta receta es que no hay que amasar! Con unas cuantas vueltas de cuchara basta para unirla.
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