Preparación:
En un tazón grande, mezcla la harina y la levadura en polvo.
En otro tazón, bate los huevos y agrega el azúcar, la leche, la esencia de vainilla y la ralladura de limón. Mezcla bien hasta que el azúcar se disuelva.
Incorpora los ingredientes líquidos a los ingredientes secos y mezcla hasta formar una masa homogénea.
Amasa la masa en una superficie enharinada hasta que esté suave y fácil de manejar.
Divide la masa en pequeñas porciones y forma rosquillas.
Calienta el aceite en una sartén a fuego medio.
Fríe los roscos en lotes hasta que estén dorados por ambos lados. Asegúrate de no sobrecargar la sartén para que los roscos se cocinen de manera uniforme.
Retira los roscos fritos y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Mezcla azúcar y canela en polvo en un plato. Pasa cada roscón por esta mezcla para que se adhiera un poco de azúcar y canela.
¡Sirve y disfruta tus roscos fritos caseros!
Estos roscos fritos son perfectos para acompañar un buen café o té. ¡Espero que los disfrutes tanto como lo haría la abuela!
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