Preparación: Escalda los tomates: haz una incisión superficial en la base de cada tomate y sumérgelos en agua hirviendo durante unos 30 segundos. Luego, transfiérelos inmediatamente a un recipiente con agua fría. Esto facilitará pelar los tomates. Una vez enfriados, pela los tomates y córtalos en trozos grandes. En una olla grande, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Agrega la cebolla y el ajo picados y cocina hasta que estén transparentes y fragantes, unos 5 minutos. Agrega los tomates cortados a la olla y cocina por otros 5 minutos, revolviendo ocasionalmente. Vierte el caldo de verduras o pollo en la olla y lleva la mezcla a ebullición. Reduce el fuego y deja cocinar a fuego lento durante unos 15-20 minutos, hasta que los tomates estén bien cocidos y deshaciéndose. Retira la olla del fuego y deja que la sopa se enfríe un poco. Luego, utiliza una licuadora de inmersión o una licuadora de vaso para triturar la sopa hasta que quede suave y sin grumos. Si prefieres una sopa más gruesa, puedes dejar algunos trozos de tomate sin triturar. Vuelve a calentar la sopa a fuego medio-bajo y sazona con sal y pimienta al gusto. Si encuentras que la sopa está demasiado ácida, agrega una cucharadita de azúcar para equilibrar los sabores. Si deseas una sopa más cremosa, agrega la crema espesa y revuelve hasta que esté bien incorporada. Cocina por unos minutos más, pero sin que hierva. Sirve la sopa caliente, decorada con unas hojas de albahaca fresca o seca si lo deseas. ¡Disfruta de esta reconfortante sopa de tomate!
Esta receta es bastante básica, pero puedes personalizarla añadiendo hierbas frescas como albahaca, tomillo o orégano, o incluso un toque de picante con pimiento rojo triturado. ¡Espero que la disfrutes!
ADVERTISEMENT
