Prepara las patatas: Lava bien las patatas y córtalas en rodajas de aproximadamente 1 cm de grosor. Si te gusta la textura crujiente, deja la piel, pero si prefieres sin ella, puedes pelarlas. Coloca las rodajas en una bandeja para hornear, preferentemente forrada con papel de horno o usa una bandeja antiadherente.
Sazona las patatas: Rocía las patatas con aceite de oliva y asegúrate de que todas estén bien cubiertas (puedes hacerlo con las manos o con una brocha de cocina). Añade ajo, pimentón, tomillo o romero, y sazona con sal y pimienta. Mezcla bien todo para que las especias se repartan de manera uniforme.
Hornear las patatas: Mete la bandeja en el horno y hornea por unos 20-25 minutos, hasta que las patatas estén doradas y tiernas al pincharlas con un tenedor. Para que queden bien cocinadas, da la vuelta a las rodajas a la mitad de tiempo. Si te gustan extra crujientes, sube la temperatura a 210°C durante los últimos 5-10 minutos.
Agregar el queso: Cuando las patatas estén casi listas (doradas y tiernas), saca la bandeja del horno. Espolvorea el queso rallado sobre las rodajas y regresa al horno por otros 5-7 minutos, hasta que el queso se derrita y burbujee.
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