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Mezclamos bien hasta formar una masa, con la que haremos una bola. Aparte, en otro recipiente echamos agua tibia y dejamos que la masa flote durante un cuarto de hora aproximadamente.
Transcurrido en este tiempo colocamos en un recipiente el resto de la leche tibia (reservando una cucharada) y la otra mitad de la levadura fresca, y esperamos a que se deshaga. En otro recipiente batimos los huevos (reservando uno) con el resto de azúcar (reservando 100 gramos), el agua de azahar, la mantequilla y la ralladura de naranja.
Mezclamos el contenido de los dos recipientes y después le añadimos la masa que hemos preparado en un principio, y removemos todo hasta obtener una masa homogénea.
Añadimos poco a poco el resto de la harina y la sal, y amasamos sobre una superficie cubierta de harina. Después, colocamos la masa en un bol ligeramente engrasado y la tapamos con film.
Cuando haya aumentado de tamaño le damos forma de bola y después le hacemos un agujero en el centro para que tenga forma de roscón. Dejamos reposar a temperatura ambiente durante una hora y procedemos a la decoración.
Batimos el huevo con la leche restante y pincelamos la superficie del roscón. Después añadimos la fruta escarchada y metemos el roscón en el horno, previamente precalentado a 180º C., durante unos 25 minutos.
Transcurrido este tiempo lo sacamos del horno y cuando se haya enfriado lo abrimos por la mitad y colocamos la nata montada. Después, volvemos a poner encima la parte superior del roscón. ¡Delicioso!
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