Uno de los aspectos más encantadores del Flan de Leche Casero es su capacidad para adaptarse a cualquier mesa. Puedes servirlo tal cual, con su caramelo deslizándose elegantemente sobre la superficie, o acompañarlo con frutas frescas, crema batida o incluso un toque de chocolate para darle un giro único. Además, es un postre que mejora con el tiempo: al dejarlo reposar en el refrigerador, sus sabores se intensifican, y su textura se vuelve aún más deliciosa.
El proceso de preparación del flan es casi terapéutico. Desde el momento en que preparas el caramelo, viendo cómo el azúcar se derrite y adquiere un color dorado profundo, hasta cuando lo viertes en el molde, todo el proceso es una experiencia sensorial. Luego, al mezclar los ingredientes para el flan, el aroma de la vainilla empieza a llenar la cocina, anticipando el delicioso resultado final.
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