Si no tienes una máquina de helado, no te preocupes. Este método requiere un poco más de tiempo, pero el resultado será igual de bueno.
Vierte la mezcla en un recipiente apto para congelador.
Coloca el recipiente en el congelador y deja que repose durante 1 hora.
Pasado este tiempo, saca el helado y bátelo con un tenedor o batidora de mano para romper los cristales de hielo.
Repite este proceso cada 30-40 minutos durante unas 3-4 horas hasta obtener una textura suave y cremosa.
Paso 5: Servir y disfrutar
El helado está listo, pero antes de servirlo, hay un truco que mejorará su textura.
Sácalo del congelador y déjalo reposar a temperatura ambiente durante unos minutos para que se ablande un poco.
Sirve en copas o conos y, si lo deseas, decora con unas cuantas pasas extra o un poco de canela espolvoreada.
Ahora solo queda disfrutar de un postre casero con el equilibrio perfecto entre dulzura y cremosidad. En la siguiente parte, te compartiré algunos consejos para mejorar aún más la textura del helado y la mejor forma de conservarlo para que dure más tiempo.
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